¿Qué es la Alienación Parental ?

¿Qué es la alienación parental?

 

La alienación parental es un problema social que afecta a muchos niños cada año. Se trata de un conjunto de síntomas que resultan de un proceso en el cual un progenitor, a través de distintas tácticas o estrategias, intenta transformar la conciencia de sus hijos para impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor.

 

Los niños sometidos a alienación parental ven vulnerado su derecho a vivir en un ambiente familiar armónico. Además, se enfrentan a posibles conflictos de lealtad que les generan sentimientos confusos y dolorosos.
 

La alienación parental constituye un factor de riesgo para el desarrollo psicológico y emocional de los infantes.

 

 ¿Quiénes son los actores?

 

El actor principal de quien ejerce la alienación es el progenitor alienador, quien es a menudo una persona sobre-protectora. Puede ser cegado por su rabia o puede animarse por un espíritu de venganza, provocado por celos o por la cólera.

 

 Se ve como víctima, tratado injustamente y cruelmente por el otro progenitor, el progenitor alienado, del cual se quiere vengar haciéndole creer a los hijos que el otro tiene toda la culpa.

 

En familias que presentan disfuncionamientos, el fenómeno implica varias generaciones. El progenitor alienador tiene el sostén de los miembros de su familiay/o su nueva pareja, lo cual apoya su sentimiento de tener razón.

 

Consecuencias para los hijos

 

Se lleva al hijo a odiar y a rechazar a un padre o madre que le quiere y al cual necesita.

 

El lazo entre el progenitor no custodio  y el infante alienado será irremediablemente destruido, no se puede reconstruir el lazo entre el progenitor y el infante alienado, si ha habido un vacío de unos años.

 

El progenitor no custodio llega a ser un forastero para los hijos. El modelo principal de los hijos será el progenitor patológico, mal adaptado y teniendo un disfuncionamiento. Muchos de esos niños desarrollan trastornos psiquiátricos serios.

 

Inducir a un infante a que sufra alienación parental  ES UNA FORMA DE MALTRATO. 

 

La Alienación Parental puede inducir en los NNA a ser  víctimas, además de una depresión crónica, una incapacidad de funcionar en un ambiente psicosocial normal, trastornos de identidad y de imagen, desesperación, un sentimiento incontrolable de culpabilidad, un sentimiento de aislamiento, comportamientos de hostilidad, falta de organización, personalidad esquizofrénica y a veces el suicidio. Estudios han mostrado que, en cuanto sean adultas las víctimas de tal alienación, tienen inclinación al alcohol y a las drogas, y presentan otros síntomas de un profundo malestar.

 

El sentimiento incontrolable de culpabilidad surge del hecho que el hijo, una vez adulto, siente que ha sido cómplice, a pesar de él, de una gran injusticia infligida al progenitor no custodio.

 

Lo que deben hacer nuestros Tribunales de Familia.

 

Si el proceso se identifica (aun cuando el mismo no haya dado frutos todavía), debe ser visto por los profesionales como una violación directa e intencionada de una de las obligaciones más fundamentales de un progenitor: la promoción y el estímulo de una relación positiva y armoniosa entre el hijo y su otro progenitor.

 

El progenitor que anima a sus hijos a ignorar los derechos de visita, debe ser sancionado en el más breve plazo por el tribunal para llamarlo al orden.

 

No se puede admitir que un progenitor estable y capaz sea privado del derecho de su hijo o hija  a tener convivencias y la presencia de éste en su vida.

 

Sin la amenaza de multas severas, de estancia en la cárcel o de perder totalmente la custodia, el progenitor alienador  a falta de éstas tendrá pocos motivos para cambiar su proceder.

 

Se puede rehabilitar  a los hijos con la terapia apropiada, solamente a condición que la acción violenta del progenitor alienador sea neutralizada.

 

Errores que deben evitarse y que son FRECUENTES en nuestros Tribunales de Familia

 

1) Tener en cuenta únicamente la opinión de los hijos. 

 

Los hijos observados parecen funcionar bien en la escuela. Su vida social parece normal y, a primera vista, no presentan una psicopatología particular. Sin embargo, todos, en diversos grados, piden la cesación de los contactos con el otro progenitor. Es entonces cuando se dispone que, por el interés del hijo, terminen las visitas por ser “traumatizantes… no se debe obligar al hijo…” ¡Y de repente se trataría del interés del hijo, de sus derechos y de su necesidad de tener nada más que un sólo progenitor!

 

2) Exhortar a ambos padres decidan juntos el bienestar de los hijos y en caso contrario imponerse la autoridad.

 

Eso es ignorar la amplitud del problema. Por un lado hay que dejar de creer en la buena voluntad del alienador, por otro lado hay que parar su acción nefasta utilizando el poder que tiene la sociedad, es decir recurriendo a la “función tercera”

 

3) Ordenar una terapia familiar tradicional.

 

Ordenar una terapia tradicional no tiene efecto. Los padres y madres que violentan mediante la alienación parental no son candidatos a una terapia. Un candidato tiene que ser consciente del hecho que tiene un problema psicológico y tiene que querer curarse. Por lo que se refiere a los hijos, aun con una sesión de terapia diaria, el resto del tiempo sería utilizado para continuar adoctrinándolos. Se puede comparar un progenitor alienador con un gurú de una secta. Para que una desprogramación tenga éxito, el hijo debe ser separado de todo contacto con el autor del adoctrinamiento. Finalmente, ordenar una terapia tradicional da al progenitor alienador una ventaja, ya que el tiempo juega en su favor.

 

El progenitor alienador no respeta las reglas y no tiene costumbre de obedecer las sentencias de los tribunales. Presume que todo le es debido y que las reglas son para los otros.

 

El progenitor alienador es a veces sociópata y sin consciencia moral. Es incapaz de ver la situación desde otro ángulo que no sea el suyo, especialmente desde el punto de vista de los hijos. No distingue la diferencia entre decir la verdad y mentir. El progenitor alienador es muy convincente en su desamparo y en sus descripciones. Muy a menudo la gente implicada llega a creerle (policía, asistentes sociales, abogados y los mismos psicólogos)

Criterios de Identificación

 

Examinando 700 casos de separaciones conflictivas durante los 12 últimos años, se han observado la presencia de 4 criterios, que permiten de manera razonable predecir que el proceso de alienación está en curso

 

a) Obstrucción a todo contacto

 

La razón más invocada es el hecho que el otro progenitor no es capaz de ocuparse de los hijos y que estos no se sienten bien cuando vuelven de la visita. La última razón es la acusación de abuso (ver el criterio siguiente). Otro argumento es el hecho de que el ver al otro progenitor no sea conveniente para los hijos y que estos necesitan un tiempo para adaptarse.

El mensaje dirigido a los hijos es que el otro progenitor no es más un miembro clave de la familia y que se ha relegado a un estatuto de conocido fastidioso y que es una faena ir a verlo.

 

Tal presentación de las cosas erosiona seriamente la relación entre los hijos y el progenitor ausente. Además que en este contexto el menor cambio de planes de las visitas es pretexto para anularlo. El objetivo es el excluir al otro progenitor de la vida de los hijos.

 

El progenitor alienador se pone erróneamente como protector del hijo, violando el principio que cada uno de los padres debe favorecer el desarrollo positivo de la relación entre los hijos y el otro progenitor.

 

b) Denuncias con hechos falsos de algún tipo de abuso principalmente de tipo sexual.

 

El abuso más grave que se invoca es el abuso sexual. Ocurre en la mitad de los casos de separación problemática, especialmente si los hijos son chicos y más manejables. Las acusaciones de otras formas de abuso – las que dejan huellas visibles – son menos frecuentes.

 

El abuso invocado más a menudo es el abuso emocional. Un progenitor acusa al otro por ejemplo de enviar a los hijos a dormir demasiado tarde. En realidad, las diferencias de juicio moral o de opinión entre los padres, son cualificadas por el uno como abusivas del otro. Un progenitor puedo promover en un hijo la realización de actos, los cuales sabe que el otro progenitor va a reprobar, de este modo, puede acusarlo de abuso emocional.

 

El progenitor alienador utiliza las diferencias entre los padres como faltas del otro progenitor, en vez de presentarlas como fuentes de riqueza. El clima emocional que se crea es claramente alienador para el hijo. 

 

c). Deterioro de la relación desde la separación, es el criterio más decisivo.

 

 

Es importante que el examen de la relación antes de la separación sea hecho con mucha minuciosidad. Es un clásico que el "supuesto" experto designado se conforme con la descripción que los hijos dan de la situación actual, sin intentar indagar como era la relación antes de separarse.

 

d) Reacción de miedo por parte de los hijos.

 

El hijo puede mostrar reacciones evidentes, de miedo, desagrado o de estar en desacuerdo con el progenitor alienador. El mensaje de este es claro: hay que elegirme “a mi”. Si el hijo desobedece a esta directiva, especialmente expresando una aprobación hacia el progenitor ausente, el hijo aprenderá pronto a pagar el precio.

 

Es de lo más común que el progenitor alienador amenace al hijo con abandonarlo o mandarlo a vivir con el otro progenitor.

 

El hijo es puesto en una situación de dependencia y está sometido regularmente a pruebas continuas  de lealtad.

 

Este procedimiento actúa sobre la emoción más fundamental del ser humano: el miedo de ser abandonado.

 

El hijo se ve obligado de escoger entre sus padres, lo que está en total oposición con el desarrollo armonioso de su bienestar emocional, en estas circunstancias, el hijo desarrolla una asiduidad particular de no defraudar al progenitor alienador, éste puede hasta permitirse el dar la impresión de ser sorprendido por la actitud de sus hijos, cuando manifiestan una posición hacia el progenitor ausente.

 

Para sobrevivir, estos hijos aprenden a manipular. Se hacen expertos prematuros para descifrar el ambiente emocional, para decir nada más que una parte de la verdad y, al fín y al cabo, para enredarse en las mentiras y expresar emociones falsas.

 

Los tres estadios de la enfermedad del hijo

 

 Estadio I – ligero o fase leve.

 

En este estadio, las visitas pasan en general de manera calma, con un poco de dificultades en el momento del cambio de progenitor. En cuanto el hijo está con el progenitor alienado, las manifestaciones de la campaña de denigración desaparecen o se hacen discretas y raras. La motivación principal del hijo es conservar un lazo sólido con el progenitor alienador (GARDNER3, §20)

 

Estadio II – medio o fase moderada.

 

El progenitor alienador utiliza una gran variedad de tácticas para excluir al otro progenitor. En el momento de cambio de progenitor, los hijos, que saben lo que el progenitor alienador quiere escuchar, intensifican su campaña de denigración. Los argumentos utilizados son más numerosos, más frívolos y más absurdos. El progenitor alienado es completamente malo y el otro completamente bueno. A pesar de eso, aceptan irse con el progenitor alienado y, una vez totalmente aislados del progenitor alienador, se ponen más cooperativos.

 

 

Estadio III – grave o fase severa.

 

Los hijos están en general perturbados y a menudo fanáticos. Tienen los mismos fantasmas paranoicos que el progenitor alienador hacia el otro progenitor. Pueden entrar en pánico por la sola idea de tener que visitar al otro progenitor. Sus gritos, su estado de pánico y sus explosiones de violencia pueden ser tales que visitar al otro progenitor llega a ser imposible. Si a pesar de eso se van con el progenitor no custodio, pueden huir, paralizarse por un miedo mórbido, o adoptar una actitud continua tan provocadora y destructora, que llega a ser necesario llevarlos de vuelta con el otro progenitor.

 

Aun separándolos del universo del progenitor alienador durante un periodo significativo, es imposible reducir su miedo y su cólera. Todos estos síntomas refuerzan aún más el lazo patológico que tienen con el progenitor alienador.

 

1) Los recuerdos del hijo

 

El hijo abusado recuerda muy bien lo que le ha pasado. Una palabra basta para activar un raudal de informaciones detalladas.

 

El hijo programado no ha vivido realmente lo que el progenitor alienador afirma. Necesita ayuda para “recordar” los acontecimientos. Además sus escenarios son menos creíbles. Cuando se interrogan separadamente, los hijos dan a menudo versiones diferentes. Cuando se interrogan juntos, se echan miradas cómplices entre ellos, cosa que no ocurre con los hijos víctimas de abuso real.

 

2) La lucidez del progenitor

 

El progenitor de un hijo abusado se da cuenta de los efectos desastrosos que trae la destrucción progresiva del lazo entre los hijos y el otro progenitor, y hará todo para reducir los abusos y salvar la relación con el progenitor que abusa (o descuida) del hijo.

 

 

Esta falta de cooperación parece volver imposible el cambio de CUSTODIA y la creencia muy arraigada de que es mejor no separar a un hijo de su madre (en el caso de que ella sea el progenitor NO CUSTODIO) sin importar el grado de locura, explica la reticencia de los tribunales para tomar una medida como esta, pero que sin lugar a dudas es la única solución para la Alienación Parental en grado grave o crítico.

 

En otros países el  objetivo es darle al hijo la posibilidad de vivir la experiencia del hecho que el progenitor no custodio no es la persona peligrosa o innoble que le han descrito tanto el progenitor alienador, como su pareja y entorno familiar. 

 

También en España se ha estudiado este fenómeno, aportando experiencias valiosas sobre cómo abordarlo.

 

En Brasil, la alienación parental está penada por ley desde el año 2010

 

En conclusión, la alienación parental es un grave problema que afecta los derechos de los niños y que requiere mayor investigación jurídica y acción legislativa para proteger a los menores vulnerados por este síndrome. Es necesario crear conciencia sobre sus efectos negativos y establecer protocolos claros para detectarla y frenarla a tiempo.

 

 

 

El procedimiento dicho “Vicarius Deprogramming” (descrito en el “Therapeutic Intervention for Children with PAS”) explica como el progenitor no custodio puede influenciar en las desprogramación del hijo sin que el terapeuta tenga acceso ni al progenitor alienador ni a los hijos (GARDNER_ADDENDUM2 §9).

 

Bibliografia:

 

México

España

 

OTRAS FUENTES

 

Dra. D.C. Rand2. El S.A.P por JOEL R BRANDES NEW YORK LAW JOURNAL26 DE MARZO DE 20003. el S.A.P Y LOS NUEVOS MATRIMONIOS RICHARD WARSHAK AÑO 20004.

 

ESTUDIO DESCRIPTIVO DEL SAP EN PROCESOS DE SEPARACION DISEÑO Y APLICACION DE UN PROGRAMA DE MEDIACION FAMILIAR.AUTOR:

 

JOSE IGNACIO BOLAÑOS CARTUJO.CORREO: BOLAGNUS@COP.ES5.

 

EL PRIMERO EN NOMBRAR EL SAP FUE RICHARD GARDNER EN 1985 PROFESOR DE PSIQUIATRIA CLINICA DEL DEPARTAMENTO DE PSQUIATRIA INFANTIL DE LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA.

 

LIBRO, SAP (COMO PODER DERROTARLO) AUTOR JOSE MANUELAGUILAR.. PSICOLOGA FORENSE

 

DRA: DEIRDRE CONWAY RAND ESPECILISTAEN SAP